El derecho al aborto, que había sido protegido por la Corte Suprema durante décadas, fue abruptamente eliminado el año pasado.
Los extremistas antiaborto se sintieron empoderados por la decisión de la Corte Suprema y se registró un aumento significativo en incendios, robos, amenazas de bombas y acoso contra el personal de las clínicas que ofrecían este servicio médico.
Como resultado, clínicas cerraron y muchas personas de Texas tuvieron que viajar a otros estados para tener acceso al procedimiento.
Esto plantea desafíos para las personas en necesidad de un aborto en términos de costos, riesgo de violencia doméstica durante el embarazo y dificultad para ocultar el hecho de que se realizarán el procedimiento durante un viaje prolongado.
Además, la prohibición de la píldora abortiva dificulta aún más el acceso al aborto en Texas.
A pesar de estos obstáculos, los defensores del aborto continúan luchando por restablecer el acceso a este importante procedimiento médico en el estado.