Cactus, Texas, es una pequeña ciudad a una hora al norte de Amarillo, en las llanuras del Panhandle. Dos semanas antes de Navidad en 2006, aproximadamente el 10% de los residentes de Cactus desaparecieron.
Ese diciembre, los agentes de inmigración llevaron a cabo una redada en el lugar de trabajo del matadero Swift and Company, en el extremo noroeste de la ciudad. El ICE arrestó a 297 trabajadores en Cactus como parte de una redada más grande en instalaciones de Swift en todo el país, que todavía se considera colectivamente una de las operaciones del ICE más grandes de todos los tiempos.
Ante el aumento de estas acciones en los lugares de trabajo, que fue prometido por el presidente Donald Trump, Jack Herrera de Texas Monthly investigó lo que sucedió después de la redada en Cactus hace años. Dijo que cuando los agentes del ICE fueron vistos en el lugar, se desató el caos.
“La gente corría. Escuché historias de personas que estaban en el vestidor y que estaban empujando las baldosas del techo para esconderse en el sótano. Otras personas se escondían entre la maquinaria. Hubo informes de quienes se subieron a los cadáveres de las vacas, cuyos cuerpos iban a ser descuartizados,” describió.
“Al final del día, casi 300 personas fueron arrestadas, atadas con correas y secuestradas. Y eso dejó a un gran número de niños de la ciudad de Cactus repentinamente sin padres. Por eso, la iglesia católica local y el sistema escolar hicieron un gran esfuerzo para encontrar hogares para estos niños que de pronto se quedaron sin padres.”
La economía de la ciudad también quedó completamente desestabilizada, recordó Herrera.
“El único empleador importante de la ciudad es el matadero. De repente, han perdido la mitad de su fuerza laboral. Por eso, en este momento, la economía de la ciudad está al borde del abismo,” afirmó.
“Si la planta no se pone en marcha, la ciudad dejará de existir. Por eso llaman a todos los que pueden. Todos los supervisores se ponen los guantes y trabajan en la línea de producción. Y luego Swift inicia una campaña de contratación a nivel nacional.”
La empresa incrementó los salarios para intentar atraer a más trabajadores nacionales.
“Y ojo, los salarios ya eran bastante altos, a esta gente se le pagaba mucho más que el salario mínimo,” destacó. “Pero aumentan los salarios aún más con la idea de que necesitamos conseguir trabajadores y conseguirlos ya. Y durante los primeros meses, nadie se presenta… No están consiguiendo nuevos texanos. No están consiguiendo que más estadounidenses se presenten a trabajar en esta planta, aparte de una cantidad simbólica, ni de lejos es suficiente para poner en marcha la planta.”
Herrera señaló que lo que ocurrió en Cactus después de las redadas es el núcleo de una discusión común sobre la inmigración y el empleo.
“Escucharás a gente que es restriccionista y quiere menos inmigrantes decir que los inmigrantes básicamente están ocupando puestos de trabajo. Que si no los estuvieran haciendo ellos, los estadounidenses podrían hacerlo. Y con una mayor competencia, esos puestos de trabajo estarían mejor pagados. Así que la deportación conduce a salarios más altos para los estadounidenses,” detalló. “Y luego la gente que está a favor de la inmigración dice: 'Bueno, no, los inmigrantes están haciendo trabajos que los estadounidenses no quieren hacer.'”
Sin embargo, a pesar de salarios más altos puestos vacantes, Herrera indicó que los trabajadores nacidos en los Estados Unidos no se presentaban a sacrificar vacas para ganarse la vida.
“Eso parece coherente con la historia. Si lo piensas, en la industria de envasado de carne, en el siglo XIX, los que trabajaban en esos mataderos eran alemanes y polacos, inmigrantes recientes,” recalcó. “Este es uno de los mejores trabajos si no hablas inglés, si no tienes otras opciones. Es un gran trabajo porque se paga muy bien. Es una buena seguridad laboral. Siempre necesitan trabajadores.”
Sin embargo, para los trabajadores con otras opciones, los empleos en un matadero no son necesariamente atractivos.
“Hablaré por mí mismo, pero, como cortar una vaca por la mitad, degollarla para drenarle la sangre o arrancarle la piel a un cadáver aún caliente, hay muchos trabajos que me gustaría hacer antes de hacer ese,” subrayó Herrera.
“Obviamente, es un trabajo respetable. Tiene dignidad, pero creo que es un trabajo que mucha gente no imagina que hará cuando crece. Ese no es el camino que ven para sí mismos si nacen y se crían en este país.”
Para encontrar más trabajadores, Swift recurrió a otra fuente de mano de obra extranjera: los refugiados. La empresa trabajó con organizaciones de reasentamiento para contratar a personas de Birmania, Somalia, Sudán y otros lugares.
“En Cactus, un gran porcentaje de la fuerza laboral es de origen extranjero de todas partes del mundo,” expuso Herrera. “Más de la mitad de la ciudad es de origen extranjero y más del 97% de la gente habla un idioma distinto del inglés en casa. Es una ciudad de 3,000 habitantes en el norte de Texas y es una de las ciudades con mayor diversidad porcentual de todo Texas.”
Sin embargo, Herrera comentó que la opción de buscar trabajadores refugiados será más difícil bajo las nuevas políticas del presidente Trump. Esto podría afectar a ciudades como Cactus si los trabajadores comienzan a escasear.
“La próxima vez, si se allana una planta empacadora de carne o cualquier lugar de trabajo, si la idea es 'vamos a buscar refugiados para llenar ese vacío', eso ya no es una opción,” ejemplificó. “En su primer día en el cargo, Trump puso fin al reasentamiento de refugiados en los Estados Unidos, el programa que el año pasado trajo a 100,000 personas. Ese programa ya no existe. Así que no hay nuevos trabajadores que lleguen.
“No hay una fuente de inmigración legal porque, al mismo tiempo que Trump está deportando a los trabajadores indocumentados, está endureciendo las normas que permiten el ingreso de personas que sí tienen estatus legal y tienen permisos de trabajo. Esas personas están perdiendo ese estatus y los recién llegados no están siendo admitidos. Así que es una verdadera pregunta qué va a pasar a continuación si estos lugares de trabajo van a poder encontrar trabajadores.”
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Esta nota fue traducida por Texas Public Radio con apoyo de Gabriela Olivares e Yvette Benavides para NPR y The Texas Newsroom.
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