Migrantes en la frontera entre Estados Unidos y México enfrentan temperaturas peligrosamente bajas que azotan al país esta semana, muchos de ellos al aire libre.
Funcionarios locales y ONGes en las ciudades fronterizas mexicanas de Reynosa y Matamoros dijeron que algunos migrantes, más de 300 en Matamoros, todavía permanecen al aire libre después de que las autoridades desplazaron a más de mil personas de los campamentos el mes pasado, el día después de Navidad.
Francisco Gabriel Ponce Lara, coordinador de emergencias de la Cruz Roja en Matamoros, expuso que la ciudad comenzó a prepararse el fin de semana para ofrecer asistencia a los migrantes ante las bajas temperaturas invernales.
“Empezaremos a repartir cobijas el lunes y estamos trabajando con Protección Civil para ver qué acciones vamos a tomar de noche”, explicó Ponce Lara. "En los últimos años, hemos transportado a migrantes con hipotermia a hospitales locales porque preferían no ser trasladados a nuestros refugios interiores".
Felicia Rangel-Semprano, cofundadora de The Sidewalk School for Children Asylum Seekers, explicó que los migrantes han evitado abandonar sus lugares en los campamentos porque en el pasado el gobierno los ha retirado permanentemente sin previo aviso.
“Los solicitantes de asilo - y lo entiendo totalmente, [los funcionarios] acaban de desmantelar el campamento - se sienten más cómodos quedándose allí”, describió Rangel-Semprano. “Entonces entiendo por qué dijeron 'no, simplemente nos quedaremos y esperaremos durante este clima frío'. Pero el lunes y el martes van a ser caóticos porque hay muchos niños”.
Matamoros, al otro lado de la frontera con Brownsville, Texas, donde se pronostica que las temperaturas bajarán a 35 grados el miércoles por la mañana, todavía se albergan más de cien inmigrantes en un campamento al aire libre junto al Río Grande y a más de 200 en un campamento al aire libre parcialmente cubierto cerca de un hospital de la ciudad.
Reynosa tiene tres campamentos pequeños más con entre 20 y 60 migrantes en cada uno.
Rangel-Semprano dijo que este año también implica un nuevo desafío, ya que el Departamento de Seguridad Nacional aumentó las citas diarias disponibles para los solicitantes de asilo en su aplicación móvil en mayo.
Además de aquellos con cita previa esperando en los puentes internacionales, ahora también hay migrantes sin cita que permanecen allí, con la esperanza de ocupar un lugar que quede libre.
“Esas son las personas que han estado en ese puente durante dos días, cuatro días, cinco días”, indicó Rangel-Semprano. “Y si salen de ese lugar y el oficial decide: 'Está bien, ahora tengo espacio, pero fuiste al baño o fuiste a buscar algo de comer, te lo perdiste'. Esto ha sucedido antes”.
Rangel-Semprano ha estado utilizando donaciones a The Sidewalk School para proporcionar calentadores en los puentes para las personas que decidan quedarse allí esta semana.
En las últimas semanas, algunos migrantes han sido ido a otras partes más remotas de la frontera entre Estados Unidos y México, más alejadas de los puertos terrestres, como Lukeville, Arizona y, más recientemente, a ciudades al norte de Eagle Pass para evitar el reciente ataque del Departamento Militar de Texas en esa zona.
Jenn Budd, ex agente de la patrulla fronteriza y autora del libro “Contra el muro”, detalló que las bajas temperaturas son algunas de las condiciones más peligrosas para los migrantes que cruzan la frontera en áreas remotas.
“Vimos migrantes muertos por el calor en verano y vimos migrantes morir congelados [en invierno]”, recordó Budd. “Y entonces, lo que sucede cuando mueren congelados es que comienzan a sentir calor, porque sus cerebros comienzan a congelarse. Y muy a menudo los encontrábamos desnudos porque no pensaban que estaban muriendo de frío”.
Ponce Lara agregó que en algunas ocasiones en años pasados, hubo personas que intentaron cruzar el río durante temperaturas similares en Matamoros, pero que la Cruz Roja ha estado visitando a los migrantes para disuadirlos de cualquier intento de hacerlo esta semana.
La Cruz Roja planea compartir pan dulce y chocolate caliente con familias migrantes en Matamoros y Reynosa, mientras visitan los campamentos y están atentos a cualquiera que pueda necesitar ayuda.
Esta nota fue traducida por Texas Public Radio con apoyo de Gabriela Olivares e Yvette Benavides para NPR y The Texas Newsroom.
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