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Custodios de prisión de Texas ponen a un recluso en coma de forma potencialmente permanente

A guard looks on near the wall of a prison unit in Huntsville, Texas.
Richard Carson
/
Reuters
Un custodio observa cerca de la pared de una unidad penitenciaria en Huntsville, Texas.


Lee esta historia en inglés. 

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Loretta Grant no había visto a su hijo Kiheem en 22 años cuando entró en su habitación en el hospital del este de Texas el mes pasado. El rostro tranquilo del chico que dejó de vivir con ella a los 16 años ahora fue reemplazado por el de un hombre.

Su rostro le resultaba familiar, dijo, a pesar de sufrir el daño en su cráneo que podía sentir con sus manos. Ese daño, según un informe estatal, fue infligido por custodios de una prisión de Texas y puede dejarlo en coma por el resto de su vida.

“Le palpé la cabeza y tenía una cicatriz. Fue difícil. El médico me explicó que lo golpearon con un instrumento contundente”, señaló Grant.

El Departamento de Justicia Penal de Texas se negó a proporcionar una actualización sobre la condición física del hombre o confirmar su nombre, citando una investigación y la ley de privacidad HIPAA.

El “TDCJ no comenta sobre investigaciones en curso. Sin embargo, cualquier persona que haya violado la política o la ley será considerada responsable”, comentó Amanda Hernandez, directora de comunicaciones de TDCJ.

Grant, de 48 años, apuñaló a un custodio en la Unidad Coffield el 5 de septiembre, según un informe de la Oficina del Inspector General. Grant ha estado en la prisión del noreste de Texas en régimen de aislamiento durante varios años.

Un “equipo de extracción” que respondió, o un grupo de custodios con equipo antidisturbios completo, intentó sacar a Grant de su celda. Al final, Grant fue retirado inerte y casi sin vida después de repetidos golpes en la cabeza, según un testigo. Ha estado en coma desde entonces.

El custodio que fue apuñalado fue atendido y dado de alta de un hospital y se recupera en su casa.

En el violento incidente, siete guardias fueron despedidos, seis dimitieron y el estado afirmó que usaron “fuerza excesiva”.

La madre de Grant describió el cuerpo dañado que solía ser su hijo. Un tubo de alimentación rodea sus piernas y vio anillos oscuros alrededor de cada muñeca donde habían estado sus esposas.

“Supongo que tenían las esposas tan apretadas que le lastimaban la piel porque se puede ver la parte rosada de su piel”, describió. “Le puse vaselina en ambas muñecas y había un círculo oscuro donde estaban las esposas”.

Estos fueron los primeros detalles publicados sobre el estado de Grant. También fue la primera vez que fue identificado públicamente como el recluso victimizado en la agresión que resultó en el despido o la renuncia de 13 funcionarios penitenciarios.

Two hours east of Waco, TDCJ's Coffield Unit sits among green pastures and rural roads.
Paul Flahive
/
TPR
A dos horas al este de Waco, la Unidad Coffield del TDCJ se encuentra entre pastizales verdes y caminos rurales.

La madre de Grant expuso que el director Juaquine Pope la llamó dos días después del incidente a las 10 p.m. pero le dio poca información. Le expusieron que su hijo estuvo involucrado en un incidente y ahora estaba hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos.

“No me dijeron lo que había pasado. Estaba tratando de averiguar qué estaba pasando, es decir, lo que pasó”, agregó.

Pero dijo que seguía topándose con pared a la hora de averiguar lo que sucedió y que le habían dado “largas” con los registros médicos que solicitó, a pesar de tener el poder notarial de Kiheem.

Después de viajar al hospital UT Health East Texas en Tyler, el segundo de los tres hospitales en los que tratarían a su hijo, Grant dijo que se sorprendió al encontrarlo en estado de coma. Los médicos le advirtieron que esto podría ser permanente.

Sufrió múltiples traumatismos contundentes que le provocaron una hemorragia cerebral masiva. "La fuerza resultó en la hospitalización del recluso con heridas en la cabeza y la cara", describió un informe estatal.

Además de los despidos y las renuncias, al menos un custodio fue investigado por agresión agravada por parte de un servidor público, un delito que puede conllevar cadena perpetua.

Abayomi Ipoola, un custodio recientemente ascendido a sargento, era el único sospechoso incluido en el informe estatal. Enumeró 32 testigos, de los cuales 20 son custodios y 12 reclusos.

No está claro si se investigó a más de un custodio, pero un detalle que le fue dado a Grant difería dramáticamente del informe que obtuvo TPR.

“[TDCJ dijo] que van a ser acusados de intento de asesinato, pero, por supuesto, si él muere, serán acusados de asesinato”, detalló Grant, describiendo su conversación con un funcionario de prisión.

Inicialmente, a Grant se le dio un 25% de posibilidades de sobrevivir inmediatamente después, dijo, mientras le bombeaban oxígeno a los pulmones. Su madre aclaró que ya no está intubado.

Su daño cerebral lo dejó a veces moviéndose, sacudiéndose y sentándose inconscientemente.

“Cuando estábamos allí, él estaba apretando mi mano, la mano de mi hija y la mano de mi hermano. Estaba girando la cabeza de un lado a otro”, añadió.

Kiheem Grant había estado en prisión durante casi 20 años por un robo con agravantes y un asesinato que cometió en Beaumont.

Ya era poco probable que fuera liberado de las prisiones de Texas porque agredió a un custodio en otra penitenciaría, y se agregaron 40 años a su sentencia de 99, según el sitio web del TDCJ.

Durante el juicio por su robo agravado, hace 19 años, Grant agredió a un testigo frente al jurado. Ahora podría pasar el resto de su vida en la cama de un hospital de prisión sin ser consciente del mundo que lo rodea.

Kiheem Grant at age 19
Courtesy Loretta Grant
Kiheem Grant a los 19 años

Su destino es sólo una tragedia más en la vida de Grant. El padre de Kiheem fue víctima de violencia cuando su hijo era un niño, lo que obligó a Grant a criar a su familia sola en Harlem. Una de sus hijas, dijo, fue asesinada por su marido.

Pensó que Kiheem, reservado y enérgico, escaparía de un destino trágico. Sin embargo, al final se volvió ingobernable.

“Él solía escaparse mucho. Y cuando se unió a esa pandilla de Bloods y todo eso, simplemente se volvió loco”, precisó.

Grant no tenía claro cómo llegó su hijo a Texas, sin embargo, cuando fue encarcelado, los dos comenzaron a comunicarse regularmente.

No estaba segura de qué sucedió la noche del 5 de septiembre para dejarlo incapaz de hablar, ver o responder, pero siguió cuestionando las declaraciones oficiales del TDCJ acerca de que su hijo instigó un ataque.

Ahora Grant busca respuestas sobre lo que sucedió, quién es el responsable y qué sucederá después.

Dijo que TDCJ es “100% responsable” de lo que le sucedió a Kiheem y que podría presentar una demanda en su contra. También espera solicitar una liberación compasiva para que él pueda pasar el resto de su vida en un hospital cercano a ella en Nueva York.

Por ahora, lo más apremiante es pedirle al TDCJ que le permita ver a su hijo nuevamente en el hospital de la prisión de Galveston el próximo mes. Cumplirá 49 años.

"Realmente me gustaría ver que estos criminales sean castigados y encarcelados", añadió. "Sabes que están libres. Ya sea que trabajen o no, todavía están libres, probablemente están recibiendo un cheque de pago y mi hijo terminó en el hospital casi muerto".

Esta nota fue traducida por Texas Public Radio con apoyo de Gabriela Olivares e Yvette Benavides para NPR y The Texas Newsroom. 

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Paul Flahive can be reached at Paul@tpr.org