CEDAR PARK, Texas — Durante las últimas semanas, Juan Terán había estado lleno de tristeza.
Su hijo, Carlos Daniel Terán, de 18 años y oriundo de Venezuela, había estado en centros de detención de inmigrantes en Texas después de ser arrestado el 26 de enero y acusado por el gobierno de los Estados Unidos de ser parte del Tren de Aragua, una pandilla venezolana recientemente designada por los Estados Unidos como organización terrorista extranjera.
NPR, que informó por primera vez sobre el arresto de Carlos el mes pasado, no encontró ningún antecedente penal suyo en Texas ni en otro lugar de los EE.UU.
El 15 de marzo, Juan Terán habló por última vez con su hijo. Fue por mensaje de texto.
"Bendición papá, nos sacan", escribió el hijo. "Con la ayuda de Dios, nos vamos hoy".
Juan respondió: "Dios te bendiga, hijo".
Desde entonces, Juan Terán no ha vuelto a saber nada de Carlos.
El miércoles, Juan Terán recibió una foto que cree confirma lo que temía: su hijo fue uno de 261 inmigrantes enviados a una prisión de máxima seguridad en El Salvador, pese a que un juez federal ordenó el retorno de los vuelos que transportaban a los hombres.
El caso de Carlos Daniel se encuentra envuelto en una batalla más amplia en desarrollo entre la autoridad ejecutiva y la judicial. El juez James Boasberg ha presionado repetidamente al Departamento de Justicia pidiendo detalles sobre esos vuelos a El Salvador ante la posibilidad de que la administración pudiera haber desafiado sus órdenes.
"Se parece mucho a mi hijo", dijo Juan Terán sobre la foto. "Tiene orejas grandes; se parece a mi hijo".
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas no respondió a las preguntas de NPR sobre el caso de Carlos Daniel y su ubicación.
Juan Terán expuso que su hijo pensó que lo deportarían a su natal Venezuela. En cambio, parece que terminó en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT son sus siglas en inglés), una prisión de mala reputación en El Salvador, sobre la cual grupos de derechos humanos han expresado dudas.
Él se preocupa por el bienestar de su hijo.
"Es un niño... Sé que mi hijo tiene una mente débil y sé que tiene miedo", explicó Juan Terán con voz entrecortada.
NPR habló con las familias de cuatro hombres que se cree se encuentran en El Salvador. Ninguno de ellos tenía antecedentes penales graves en los Estados Unidos. Sólo uno había sido acusado de haber ingresado ilegalmente al país. Se cree que tres de los cuatro firmaron sus órdenes de salida voluntaria, una medida que, en teoría, les permitiría volver a los Estados Unidos posteriormente si se aprueba.
Algunas familias han podido identificar a sus seres queridos mediante fotos o videos oficiales publicados por el gobierno de El Salvador. Sin embargo, el gobierno estadounidense no ha proporcionado una lista de nombres, pruebas de delitos ni afiliación al Tren de Aragua.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt ante preguntas sobre esto esta semana, afirmó que la Casa Blanca "no iba a revelar detalles operativos sobre una operación antiterrorista".
Leavitt explicó que los agentes de inmigración que investigaron a los migrantes enviados a El Salvador "tienen mucha evidencia e indicios, tienen el más alto grado de profesionalismo y tenían 100% de confianza en los individuos que fueron enviados a casa en estos vuelos".
Falta de transparencia deja a la gente en apuros
Pero la Casa Blanca no ha proporcionado ningún detalle ni evidencia para sustentar sus afirmaciones.
Una fuente del Departamento de Estado afirma que, incluso dentro del departamento, la administración no comparte ninguna prueba que respalde las afirmaciones de que estos hombres son miembros del Tren de Aragua. La fuente teme que nunca sean juzgados y que podrían morir en prisión, dadas las duras condiciones y el historial de El Salvador. La fuente solicitó el anonimato por temor a represalias y porque no está autorizada a hablar públicamente.

Pero en una entrevista el miércoles con el presentador de radio y conservador Hugh Hewitt, el secretario de Estado Marco Rubio detalló que tiene "confianza en que El Salvador cuenta con un excelente sistema penitenciario. Es por eso que los involucramos en este proceso".
En una presentación judicial a principios de esta semana relacionada con una impugnación a los vuelos a El Salvador, los abogados del Departamento de Justicia compartieron una declaración jurada de un funcionario del ICE que aseguró que muchas de las personas en estos vuelos que la administración afirmó que eran miembros del Tren de Aragua, no tenían antecedentes penales en los EE. UU. "La falta de información específica sobre cada individuo en realidad resalta el riesgo que representan", reiteró en la declaración.
Mercedes Yamarte enfatizó que reconoció a su hijo Mervin José Yamarte Fernández, de 24 años en un video del gobierno de El Salvador.
"Mi mayor sorpresa fue cuando vi el video y vi la cara de mi hijo", precisó. "No puedo expresar todo el sufrimiento que vi en los ojos de mi hijo".
Agregó que su hijo vivía en Dallas y trabajaba allí. Le encantaba jugar futbol y aprender nuevas habilidades.
Yamarte cuenta que su hijo no tiene antecedentes penales. Firmó los papeles de deportación pensando que iba a Venezuela.
"No tienen por qué arruinarle la vida a un joven que nunca ha estado en prisión, que nunca ha sido un delincuente", expuso Yamarte. "Siempre ha trabajado duro; yo se lo enseñé".
Ivette Borges también cree que su prima fue enviada a El Salvador.
Neri José Alvarado Borges, de 25 años, vivía en Lewisville, Texas, antes de terminar en un centro de detención de inmigrantes en Laredo.
La última vez que su familia supo de él fue el viernes pasado. Le comentó a su madre que lo iban a deportar a Venezuela.
Borges argumenta que la madre de Alvarado está en shock. Alvarado no tiene antecedentes penales y están preocupados por él.
No han podido identificarlo positivamente ya que sus tatuajes no son visibles en las fotos publicadas por el gobierno de El Salvador.
"Hoy es la primera vez que tengo fuerzas para hablar de él", comenta Borges. "Es desesperante no saber nada de él".

Para Mirelys Casique López, la idea de ver a su hijo en la cárcel de El Salvador es demasiado dolorosa.
Añade que Francisco Javier García, de 24 años, trabajaba como barbero en Longview, Texas.
Había firmado su orden de deportación el año pasado pero, como Venezuela no aceptaba deportados, se le permitió quedarse en el país.
Pero a principios del mes pasado, agentes de inmigración aparecieron en su vecindario y fue arrestado.
"El gobierno de Trump dijo que perseguía a los peores criminales, así que imaginamos que perseguía a alguien que había asesinado a personas en los Estados Unidos", recalcó Casique, añadiendo que su hijo no tiene antecedentes penales en los Estados Unidos ni en Venezuela. Le proporcionó a NPR un documento oficial de Venezuela que indica que García no tiene antecedentes penales.
La familia se sintió algo aliviada; realmente creían que García sería enviado a Venezuela. Pero un mes después, el sábado, llamó a su madre para decirle que estaba a punto de salir del centro de detención en Laredo, Texas.
"Voy a ver los aviones, y sé que estarás en uno", le expresó Cacique a su hijo. "No te preocupes, hijo mío, que Dios te bendiga".
Esos aviones nunca aterrizaron en Venezuela. Más tarde se enteró que los vuelos habían llegado a El Salvador. Sus otros hijos han identificado a su hermano en videos en redes sociales.
"Él cumplió las reglas ... Creo que fuimos muy ingenuos", señaló. "Confiábamos en que los Estados Unidos respetaría sus derechos; no respetan los derechos humanos".
Michele Kelemen de NPR contribuyó con esta información.
Esta nota fue traducida por Texas Public Radio con apoyo de Gabriela Olivares, e Yvette Benavides, para NPR y The Texas Newsroom.
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