Decenas de miles de mexicanos marcharon este fin de semana en una de las mayores manifestaciones del mandato de la presidenta Claudia Sheinbaum, protestando por el aumento de la violencia, la corrupción arraigada y lo que consideran una respuesta gubernamental inadecuada ante ambos temas.
Inspiradas en los movimientos globales de la Generación Z — incluidas las recientes revueltas en Nepal — las manifestaciones comenzaron en redes estudiantiles pero rápidamente se extendieron a todos los grupos de edad, estallando en más de 50 ciudades de todo el país.
En Ciudad de México, se estima que 17,000 manifestantes llegaron al Zócalo. Muchos ondeaban banderas blancas o llevaban sombreros de vaquero en memoria de Carlos Manzo, el alcalde de Michoacán, conocido por su franqueza, asesinado el 1 de noviembre durante la celebración del Día de Muertos. Su crimen — uno de muchos asesinatos políticos documentados este año — intensificó los temores sobre la pérdida de control del Estado en regiones donde los cárteles, con armamento de grado militar, controlan la vida cotidiana. En octubre, Bernardo Bravo, presidente de la asociación de productores de limón de Apatzingán, fue torturado y asesinado.
Los manifestantes expresaron su indignación por la extorsión desenfrenada, que este año alcanzó niveles récord, así como por el aumento de la inseguridad, las escasas oportunidades laborales y la inacción del gobierno ante las desapariciones. Según registros oficiales, casi 114,000 personas actualmente están desaparecidas en México.
Cuando los manifestantes se acercaban al Palacio Nacional en el Zócalo, la protesta se tornó violenta. Participantes enmascarados derribaron barricadas metálicas, lo que obligó a la policía a usar gases lacrimógenos. Las autoridades informaron que 60 agentes resultaron heridos — 40 de ellos hospitalizados — y que 20 personas fueron arrestadas por cargos que incluyen agresión, asalto y robo. Los enfrentamientos representaron la confrontación más intensa hasta el momento entre el gobierno de Sheinbaum y un movimiento juvenil nacional que exige un cambio.
Sheinbaum condenó la violencia y anunció una investigación formal. "Solicité a la Fiscalía General que investigue quiénes son estos grupos y de dónde proviene esta violencia", declaró. Argumentó que algunos participantes llegaron con martillos y objetos punzantes cuyo "objetivo era derribar barricadas… para enfrentarse a la policía".
Su gobierno había dedicado la semana anterior a desvirtuar la manifestación como una iniciativa de la oposición, alegando que la promoción en línea provenía de rivales políticos y cuentas recién creadas. Sheinbaum reiteró esa postura el lunes, afirmando que “la gran mayoría de los manifestantes… no pertenecían a la Generación Z” y vinculando a la multitud con movilizaciones antigubernamentales previas como la Marea Rosa.
Los estudiantes se coordinaban a través de plataformas como Discord, aunque incluso allí discrepaban sobre los objetivos y los próximos pasos.
Se ha convocado otra protesta para el 20 de noviembre.
Esta nota fue traducida por Texas Public Radio con apoyo de Gabriela Olivares e Yvette Benavides para NPR y The Texas Newsroom.
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