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México lucha por evitar otro aumento arancelario mientras empresas de Texas observan con nerviosismo

A truck near the entrance of the World Trade Bridge in Laredo, Texas.
Carlos Jasso
/
Reuters
Un camión cerca de la entrada del Puente de Comercio Mundial en Laredo, Texas.

Lee esta historia en inglés.

El lunes entraron en vigor aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio procedentes de México. Si no se llega a un acuerdo para finales de la semana, podrían imponerse aranceles del 30% a más industrias el viernes.

Las empresas texanas observan atentamente. Casi un tercio del comercio global del estado se realiza con México, y la región se ha convertido en un ecosistema productivo muy integrado.

“Lo que Texas y sus estados mexicanos vecinos construyeron en los últimos años es una plataforma de producción conjunta, lo que significa que no solo comercian entre sí, sino que construyen cosas juntos”, dijo Diego Marroquín, experto en comercio del Wilson Center.

Texas se ha convertido en la principal arteria comercial entre Estados Unidos y México. Esta plataforma abarca desde autopartes y componentes electrónicos hasta productos agrícolas como bayas y aguacates.

El Puerto de Laredo, que en los últimos años superó a los puertos de California y se convirtió en el de mayor actividad de Estados Unidos, representa esta integración. Camiones cruzan la frontera a diario con mercancías parcialmente ensambladas que se terminan al otro lado. Estas mercancías se envían posteriormente a mercados en toda Norteamérica y más allá.

Si se aprueba el arancel del 30% podría perjudicar a la industria automotriz, que es especialmente vulnerable. Un solo vehículo puede contener componentes que cruzan la frontera varias veces durante su producción. Un arancel en cada cruce podría hacer que las operaciones enteras sean financieramente inviables.

Los aranceles no son nuevos en las relaciones entre Estados Unidos y México, pero la situación actual es diferente, según analistas, debido a la estrecha vinculación entre ambas economías. Las empresas conjuntas son ahora la norma. Un automóvil fabricado en Texas podría incluir motores ensamblados en Saltillo y sistemas de cableado de Chihuahua. Los arándanos cultivados en Michoacán se procesan en McAllen. El ganado criado en Coahuila se sacrifica y empaca en Laredo.

Los aranceles podrían perturbar la configuración logística del sector manufacturero norteamericano.

“Los aranceles perjudican la economía estadounidense y la competitividad de la región, y aumentan los precios en toda la plataforma de producción conjunta”, advirtió Marroquín. “Además, violan el espíritu del T-MEC, lo que dificulta la colaboración futura”.

El T-MEC, que sustituyó al TLCAN en 2020, tenía como objetivo brindar estabilidad a largo plazo y modernizar las normas comerciales entre Estados Unidos, México y Canadá. Su revisión está prevista para 2026. Sin embargo, Marroquín adelantó que las recurrentes amenazas de aranceles y la politización del comercio podrían convertir el 1 de julio de 2026 en el escenario de una renegociación.

Más allá del impacto económico directo, los líderes empresariales sienten la presión de la incertidumbre en toda la región, lo que frena la inversión. Si las empresas desconocen cuáles serán las tarifas dentro de un mes o en los próximos días, no pueden tomar decisiones informadas sobre dónde construir nuevas plantas o expandir la producción.

“Es prácticamente imposible planificar una inversión en una fábrica de neumáticos en Texas o en una planta de electrónica en Nuevo León si no se sabe cuál será el arancel mañana”, explicó Marroquín. “Actualmente, tenemos un arancel del 25%, pero podría subir al 30% el 1 de agosto o volver a cambiar dos meses después, o con un tuit”.

La incertidumbre es particularmente costosa en Texas, donde pequeñas y medianas empresas están muy involucradas en el comercio transfronterizo. Este tipo de compañías no cuentan con los recursos para absorber aumentos repentinos de costos ni reconfigurar rápidamente sus cadenas de suministro.

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, calificó los aranceles de “injustificados” y advirtió que México impondrá aranceles de represalia si no se llega a una solución antes de la fecha límite del 1 de agosto.

El 12 de julio, el presidente Donald Trump envió una carta al gobierno mexicano, que también publicó en Truth Social, afirmando que México no estaba haciendo lo suficiente para detener el tráfico de fentanilo.

Mientras los dos países negocian, en las últimas dos semanas han entrado en vigor aranceles a los tomates, así como al acero y el aluminio.

“El principal objetivo del gobierno mexicano en este momento es negociar un nivel arancelario fijo”, explicó Marroquín. “Eso al menos permitiría a las empresas planificar”.

Expertos indicaron que, si se aprueban los aranceles adicionales, los consumidores estadounidenses sentirán el impacto de precios más altos en automóviles, alimentos y productos electrónicos para el hogar dentro de unas semanas.

A largo plazo, está en juego la credibilidad del T-MEC y la sostenibilidad del sistema de producción interconectado que ambos países han pasado décadas construyendo.

Independientemente de si se llega a un acuerdo para el viernes o no, Marroquín señaló que los aranceles ahora forman parte de esa ecuación. "No creo que los aranceles vayan a desaparecer", agregó. "Creo que los aranceles son la nueva normalidad".

Esta nota fue traducida por Texas Public Radio con apoyo de Gabriela Olivares e Yvette Benavides para NPR y The Texas Newsroom. 

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