El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, anunció el miércoles que había enviado un grupo de 42 migrantes en autobús desde McAllen, Texas, a Los Ángeles, California.
Los migrantes, incluyendo niños, viajaron 23 horas sin oportunidad de comer o beber agua, antes de ser atendidos en Los Ángeles por varias organizaciones benéficas.
Muchos de ellos vienen de Honduras y Venezuela, y algunos ya tenían citas de inmigración programadas en otros estados, por lo que se sabe que no todos querían dirigirse a California cuando abordaron el autobús.
El traslado es parte de un programa que ha enviado a miles de migrantes a la residencia de la vicepresidenta del partido democrático Kamala Harris en Washington, así como a Denver, Chicago y Filadelfia, como crítica a la política fronteriza actual de EE.UU.
La alcaldesa del partido democrático, Karen Bass, declaró que Los Ángeles no se dejará intimidar por esta táctica, haciendo énfasis en que la ciudad no se motiva por el odio o el miedo.
Abbott justificó el traslado alegando que California se ha declarado a sí mismo como un "santuario" para los inmigrantes.