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En Uvalde, tragedia y comida unen a una comunidad

Romie Perez y Elia Zamarripa en la casa de Perez. Las dos se encuentran entre muchas personas que organizan comidas improvisadas al aire libre para las familias de las víctimas.
Nurith Aizenman
/
NPR
Romie Perez y Elia Zamarripa en la casa de Perez. Las dos se encuentran entre muchas personas que organizan comidas improvisadas al aire libre para las familias de las víctimas.

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Mientras los residentes de Uvalde lidian con el tiroteo masivo en la Escuela Primaria Robb, muchos intentan calmar a su comunidad con un bálsamo ancestral: la comida.

En todo el pueblo, la gente está organizando comidas al aire libre para las familias de las víctimas. Las reuniones son improvisadas. Las mejores amigas Romie Perez y Elia Zamarripa, ambas de 60 años, se enteraron de uno de esos planes cuando se encontraron con un amigo en Walmart, quien les dijo que su familia iba a preparar hamburguesas a la parrilla para distribuirlas en un lugar comúnmente conocido como "el parque mexicano".

"Simplemente dijimos, '¡Está bien, vamos!' dice Zamarripa.

En el camino, Zamarripa señala un imponente roble que crece justo en medio de la carretera.

"Cuando estaban construyendo nuevas casas en ambos lados del camino, necesitaban hacer el camino donde estaba el árbol", explica. "Pero ese árbol ha estado allí años y años, probablemente incluso antes que los tatarabuelos".

Y en Uvalde, agrega, no se corta un roble.

Este es un lugar donde las raíces importan. Muchos provienen de familias de trabajadores agrícolas mexicanos que se han entrelazado durante tantas generaciones que todos parecen conocerse.

Esa misma interconexión ahora ha hecho que el tiroteo masivo en Robb Elementary sea aún más doloroso. "Es algo que no podemos creer", dice Perez. "¡Uvalde! Nuestra pequeña ciudad natal".

Romie Perez (izquierda) y otros voluntarios se reúnen en una comida improvisada al aire libre para las familias de las víctimas.
Nurith Aizenman
/
NPR
Romie Perez (izquierda) y otros voluntarios se reúnen en una comida improvisada al aire libre para las familias de las víctimas.

Cuando llegan al parque, los dos amigos se acercan a un joven que está apilando leña en una parrilla enorme.

Zamarripa y Perez no lo conocen a simple vista. Pero como suele suceder en Uvalde, les toma alrededor de dos segundos darse cuenta de quién es: Jerry Martinez, el yerno de su amigo que organizó esta reunión.

La charla gira inmediatamente hacia una de las vidas perdidas en esta tragedia.

"¿Sabes, el tirador? Conozco bien a su familia", dice Martinez. "Él vivía en la calle de mi mamá cuando era un bebé".

Y debido a que esto es Uvalde, también lo lloran, por ser uno de los suyos.

Tenía 18 años. Pero Martinez sigue refiriéndose a él como "ese muchachito".

"Es muy triste, en todos los sentidos", suspira.

Perez chasquea, cambiando entre inglés y español, como lo hacen muchos latinos en Uvalde, mientras se pregunta por los demonios que lo perseguían. "Debió haber estado muy enojado para desquitarse con los niños", ella reflexiona.

Romie Perez conversa con Jesse Ortiz junto a la parrilla.
Nurith Aizenman/NPR
Romie Perez conversa con Jesse Ortiz junto a la parrilla.

Zamarripa se preocupa por la abuela a la que el joven disparó justo antes de dirigirse a la escuela. Zamarripa y Perez son amigos de ella desde hace años y la conocen como Sally.

"Oh, todo el mundo conoce a Sally. Es extrovertida, ama la jardinería, ama sus plantas", recuerda Zamarripa.

Hace apenas una semana pasaron por la casa de Sally para recoger algunas plantas que estaba vendiendo.

"Ahora está en el hospital", comenta Zamarripa, con la voz entrecortada. "Y todos estamos orando".

En eso, llegan más personas para ayudar a empacar las hamburguesas en bolsas de papel; entre ellas está Monique Rodriguez. Viste una camiseta blanca con las palabras "Uvalde Strong" impresas. Su hija Adeline, de 9 años, está a su lado, con el pelo recogido en una coleta alta y expresión sombría.

La niña estaba en Robb al momento del tiroteo. Rodriguez dice que cuando finalmente se reunió con ella, Adeline estaba histérica.

Días después, Rodriguez cuenta que su hija "tiene sus momentos en los que simplemente llora".

Rodriguez está tratando de al menos mantener a Adeline ocupada y enfocada en ayudar a los demás.

"Lo hago por ella porque sé que ella es la que realmente está pasando por esto. Y nunca lo sabré porque no estoy en su cabeza. Y ella vivió esto sola".

Ahora, dice, lo único que pueden hacer es unirse.

Esta nota fue traducida por Texas Public Radio con apoyo de Gabriela Olivares, Roberto Sierra, Francisco Marín e Yvette Benavides, para NPR y The Texas Newsroom. Haga clic aquí para más cobertura de Uvalde en español.

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