Cuando un tirador de 18 años dirigió su ataque a una escuela primaria en Uvalde, Texas, “fallas sistemáticas y mala toma de decisiones” por parte de las autoridades escolares y de ley, fallaron al evitar que el tirador asesinara a 19 estudiantes y dos maestros, según un nuevo reporte de investigación.
Cientos de oficiales de aplicación de la ley priorizaron su propia seguridad, sobre las vidas de los maestros y estudiantes ese día, conforme esperaron por más de una hora para confrontar al tirador, según el reporte de 77 páginas de un Comité de la Cámara de Representantes de Texas.
Después de semanas de elementos conflictivos e inconsistentes en relación a la respuesta policial, el reporte le proporciona al público la imagen más completa hasta ahora de la masacre del 24 de mayo en la Escuela Primaria Robb. Conforme la policía estaba a tientas de una mala organización y falta de liderazgo, el personal escolar había bajado sus protocolos, alejándose de las políticas de puertas cerradas y procedimientos de tirador activo.
“Existieron diversas fallas sistemáticas,” dijo el Rep. Dustin Burrows, miembro Republicano del comité de investigación, al resumir sus descubrimientos en una conferencia de prensa el Domingo, horas después de la liberación del reporte.
Advirtió que esas fallas en seguridad no son sólo un problema que existe en Uvalde, agregando que, “algunos de estos sistemas que descubrimos fallaron aquí, ese día, se encuentran a lo largo de todo el estado y país”.
Aquí hay algunas de las revelaciones clave que el comité encontró en su investigación
Una falta de liderazgo a pesar de una fuerte presencia policial
En total, llegaron 376 oficiales de aplicación de la ley a la escena que era caótica y mal coordinada, dice el reporte. El grupo de oficiales federales, estatales, y locales no contaba con el liderazgo correcto ni lo tenían claro, les faltaba comunicación básica, y suficiente urgencia para detener al tirador, según el comité.
Las cuentas oficiales del tiroteo, anteriormente, colocaron la culpa principal en el Jefe de la Policía del distrito escolar Pete Arredondo – quien desde ese momento renunció como jefe de la policía escolar de Uvalde – y otra policía local.
Después de llegar a la escuela, Arredondo jugueteó con y eventualmente abandonó su radio en la cerca, menciona el reporte, informando que uno de los otros sargentos estaba en la escena y se encontraba “completamente falto de información” con un radio, testificó ante el comité.
Las políticas del distrito escolar de Uvalde de tirador activo, indicaban que Arredondo tenía que ser el comandante de incidentes que fuera responsable por dejar el edificio, para organizar una respuesta e informar a otros oficiales que estaba a cargo, en lugar de esto, Arredondo se quedó dentro del edificio.
Después de que Arredondo ingresó a la escuela, fue al salón 110, que tenía orificios de bala, pero no había niños adentro. Después “cazó” a los niños en los salones 111 y 112, en donde el tirador disparó más de 100 rondas, también habían sido evacuados, testificó.
No era así, y Arredondo procedió a manejar el incidente como un incidente de un “sujeto atrincherado” y no un tirador activo, según el reporte.
“Con el beneficio de la retrospectiva, ahora sabemos que este fue un error trágico, terrible,” escribió el comité.
Los oficiales dijeron que sabían que el tirador estaba en uno de los salones, pero no sabían qué estaba sucediendo detrás de puerta cerrada, porque no escucharon gritos o llanto, a pesar de escuchar diversos disparos.
Arredondo testificó que su evaluación de la situación era prevenir que el tirador continuara moviéndose a otros salones.
“Para mí… una vez que él está…. En un salón, sabes, para mí, está atrincherado en un cuarto,” dijo. “Nuestro pensamiento fue, ‘Si sale, sabes, eliminas la amenaza’, ¿correcto? Y sólo el pensamiento de otros niños en otros salones, yo pensé, ‘No podemos dejar que salga. Si sale, lo eliminamos, o eliminamos la amenaza. Saquemos a estos niños.”
El reporte reveló que la mayoría de los oficiales que respondieron al incidente eran de fuerzas estatales y federales, con 149 siendo de la Patrulla Fronteriza de EE.UU y 91 del departamento de policía estatal.
Había 25 oficiales de policía de la ciudad, y 16 de la oficina del condado del sheriff. La fuerza policial escolar de Arredondo incluía a cinco de los oficiales ahí.
El comité también culpa a esos oficiales – “muchos de ellos estaban mejor entrenados y equipados que la policía escolar distrital” – quienes dicen deberían haber llenado el vacío de liderazgo que existía cuando vieron la escena caótica.
“Deberían haber comenzado a hacer preguntas, y ofrecer su soporte y guía, y tal vez eventualmente se les había dado el liderazgo para contar con una mejor respuesta,” dijo el Rep. Burrows.
Dos oficiales con el departamento de la Policía de Uvalde, llegaron a los salones 111 y 112, minutos después de que el atacante disparara. El atacante disparó a los oficiales, quienes se vieron rozados por los fragmentos de bala y se retiraron. No regresaron el fuego. Uno de ellos dejó el edificio, menciona el reporte.
A pesar de que la aplicación de la ley cometió múltiples errores que dejaron de lado el entrenamiento de tirador activo, el reporte dice, que no está claro si una respuesta más rápida por parte de los oficiales, una vez que estaban en escena, podría haber o no prevenido la pérdida de algunas vidas.
La seguridad escolar relajada, permitió que el tirador atacara rápidamente
A pesar de que la Escuela Primaria Robb cuenta con guardas, cercas y procedimientos de tirador activo, el personal de la escuela había desarrollado una cultura de complacencia alrededor de dichas medidas de seguridad. Por conveniencia, algunos maestros a menudo dejaban las puertas sin seguro o abiertas – una violación a las políticas escolares. Debido a una falta de llaves, a los maestros sustitutos a menudo se les decía que evitaran los seguros.
La escuela también tenía un sistema de alerta de intrusos configurado. Pero la frecuencia de las alertas de “rescate”, que avisan de la presencia de traficantes de personas en huida, en la zona, desensibilizó a los maestros en relación a la urgencia de dichas alertas. Ninguna alerta de rescate anterior había resultado en un incidente violento en la escuela.
El día del ataque, el tirador escaló una cerca de 5-pies de altura, antes de que diversas puertas sin seguro le permitieran al tirador ingresar a los salones sin impedimento, descubrió el reporte.
“Pero si el personal escolar hubiera cerrado las puertas, conforme lo requerían las políticas escolares, eso podría haber detenido su paso durante algunos minutos preciados – lo suficiente para recibir alertas, esconder a los niños, y cerrar las puertas; y suficiente para darle a la policía más oportunidad de comprometerse y detener el ataque,” se lee.
En lugar de esto, es muy probable que el tirador haya asesinado a la mayoría de sus víctimas antes de que cualquier personal de respuesta ingresara al edificio, descubrió el comité: “De las 142 rondas que disparó el atacante dentro del edificio, aproximadamente, es casi seguro que disparó rápidamente alrededor de 100 de esas rondas, antes de que ingresara cualquier oficial.”
El tirador abrió fuego en su antiguo salón de 4º grado
A las 11:33 a.m., el atacante pasó dos minutos y medio disparando más de 100 rondas a los salones 111 y 112.
El salón 111 fue el mismo salón al que el tirador asistió en cuarto grado, reveló el reporte. Semanas antes del ataque, el tirador había platicado con un conocido acerca de sus malos recuerdos del cuarto grado.
Su antiguo maestro de cuarto grado, quien estaba en el edificio al momento del tiroteo, le dijo al comité que él había reportado ser víctima de bullying cuando estaba en cuarto grado. Consultó con la madre del tirador, y dijo que eventualmente comenzó a hacer amigos.
La familia del atacante testificó que él continuó siendo molestado por su ropa, e impedimento del habla. Para el año 2018, cuando el tirador estaba en noveno grado, había acumulado más de 100 ausencias y tenía calificaciones reprobatorias. En 2021, cuando el atacante tenía 17 años, la Escuela Secundaria de Uvalde, lo rechazó.
“No está claro si algún oficial de recursos de la escuela alguna vez visitó el hogar del atacante,” dice el reporte.
Cuando regresó a la Escuela Primaria Robb en el día del ataque, el tirador fue capaz de ingresar al salón 111, ya que la puerta no estaba asegurada debidamente, según el reporte. El seguro del salón 111 se sabía defectuoso, y los maestros y estudiantes a menudo ingresaban a ese salón para usar la impresora.
“El salón 111 podía cerrarse, pero se requería de un poco de esfuerzo extra para asegurarse de que el seguro se aplicara correctamente,” dijeron los autores del reporte.
El maestro de ese salón, quien salió herido durante el tiroteo, testificó que a menudo era amonestado por la policía escolar en relación a la puerta, y que notificó a la administración escolar, quien dijo que una solicitud había sido realizada. El maestro nunca ingresó una orden él mismo, “como aparentemente era común en los maestros de la Escuela Primaria Robb,” menciona el reporte.
El conserje a cargo en la escuela, testificó que nunca supo de ningún problema con la puerta, o habría ingresado una orden de trabajo. El director dijo que la administración había sido avisada de la puerta en marzo.
El día del tiroteo, el maestro del salón 111 dijo que no podía recordar haber recibido una alerta de un tirador activo o si utilizó esfuerzo extra para asegurar la puerta.
El atacante disparó a su abuela después de un altercado con su plan telefónico
Tres minutos después de que el tirador disparó en los salones 11 y 112, el Departamento de Policía de Uvalde recibió una llamada de que una mujer había recibido un disparo en la cabeza, según el reporte. Era la abuela del tirador.
Antes de empezar su camino hacia la Escuela Primaria Robb, el tirador y su abuela tuvieron un altercado en relación a su teléfono, que resultó en ella realizando una llamada a AT&T para removerlo del plan, según el reporte.
Durante el incidente, él contactó a una conocida suya en Alemania durante una hora, y al colgar, le envió mensajes con los planes que tenía para lastimar a su abuela, muestra el reporte.
“Le haré algo en este momento”, escribió, junto con “Le acabo de disparar a mi abuela en la cabeza” y “Voy a disparar en una primaria ahora”.
La conocida inicialmente respondió con “cool”, lo que eliminó antes de decir “acabo de ver las noticias”.
Le disparó a su abuela en la cara antes de robar su camioneta, a pesar de no contar con licencia para conducir, y manejó a la Escuela Primaria Robb.
Ella sobrevivió al ataque, y fue dada de alta del hospital el 29 de junio, según CNN.
El atacante comenzó a comprar armas de fuego y accesorios en febrero, y cuando cumplió 18 en mayo, gastó alrededor de $5,000 en dos rifles y balas de punta hueca, que se expanden al impactar.
El tío del atacante lo llevó dos veces a la tienda de armas para recoger los rifles, y después de que su abuela le dijo que no podía guardar sus armas en su casa, su tío le permitió guardar una de las armas en su casa.
El tirador le dijo a un conocido que había escondido el segundo rifle fuera de la casa de su abuela, y lo llevó adentro la noche antes de la masacre.
Esta nota fue traducida por Texas Public Radio con apoyo de Gabriela Olivares, Roberto Sierra, Francisco Marín, Pamela Martinez, Ana Baehr, e Yvette Benavides, para NPR y The Texas Newsroom.
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