A lo largo de la frontera de Texas-México, los votantes con fuertes relaciones de ambos lados, están emitiendo sus votos.
Ana Hernandez creció en la frontera de las ciudades hermanas de El Paso y Ciudad Juárez.
“Me gusta ir ahí, es mi casa”, dice sobre Juárez, donde nació y fue a la escuela. “Pero esta también es mi casa”, dice sobre El Paso, la ciudad en la que trabaja.
Ella platica sobre su vida binacional durante el almuerzo en un café de estilo Francés en El Paso. Hernandez, de 27 años, es gerente de mercadotecnia para una constructora residencial.
“Voy y vengo para ver a mis papás y amigos, pues todos mis amigos de la preparatoria están allá”, dice Hernandez.
La vida binacional es muy común a lo largo de la frontera, donde decenas de miles de personas han pasado generaciones enteras cruzando a través de los puentes internacionales. Ellos visitan familiares y amigos, van a la escuela, al trabajo o hacen negocios. Hay encuentros sociales, comparten festividades y conexiones culturales. Muchos tienen doble ciudadanía. Esa experiencia moldea sus puntos de vista políticos.
Entre sus preocupaciones, el cierre de la frontera en Marzo a todos con excepción de trabajadores esenciales como una medida precautoria por COVID-19.
Hernandez, como la mayoría de los nuevos votantes, se sintió llamada a participar en el proceso político. Tras años como residente legal en Estados Unidos, se convirtió en ciudadana.
“Justo después de que Trump ganará las elecciones, obtuve mi ciudadanía pues me asusté y pensé ¿y sí deporta a las personas con green card? Estoy construyendo mi vida aquí”, dice Hernandez.
Desde que se convirtió en ciudadana, ha votado en elecciones locales y estatales, pero esta es la primera ocacion que votará por un presidente.
“Fue muy rápido y fácil votar”, dice Hernandez justo después de emitir su voto. “Estoy muy entusiasmada. Espero que los resultados sean los que estoy esperando”.
Su hermana menor comparte su emoción. Claudia Hernandez, una estudiante de 23 años en la Universidad de Texas en El Paso, también esta votando en su primera elección para presidente. Ella lo ve como un deber cívico.
“Tal vez estamos hablando por otras personas, personas como nosotras, Mexicanos o Latinos que no votan o no pueden votar”, dice Claudia.
Las hermanas y su mamá Ana Patricia Riviera Vasquez durante una reciente entrevista vía zoom desde su casa en El Paso, platicaron sobre los problemas políticos que les preocupan.
“Me gustaría más enfoque en salud pública”, comenta Riviera Vasquez. En estos días Riviera Vasquez y su esposo han pasado mucho de su tiempo en Ciudad Juárez cuidando a la abuela de sus hijas durante la pandemia.
“Pensaron que cerrar la frontera arreglaría el problema, pero no fue así”, dice Riviera Vasquez. “La prueba está en que COVID-19 ha afectado tanto a El Paso como a Juárez”.
Dice que las restricciones de viaje en la frontera solo crearon más problemas económicos en ambos lados de la frontera.
Le preocupa que el gobierno de Estados Unidos no acepte a México como vecino, como un compañero para arreglar problemas y un contribuyente económico valioso, especialmente en ciudades fronterizas como El Paso.
Ella está orgullosa de que sus hijas estén forjando un camino en Estados Unidos sin olvidarse de México.
“Siempre nos necesitaremos los unos a los otros. El Paso necesita a Juárez. Juárez necesita a El Paso”, dice Ana Hernandez.
“Tenemos una voz que vale. Esta voz puede significar mucho si todos la levantamos al mismo tiempo, y este es el momento para hacerlo y así ver un cambio en el futuro”, dice Hernandez.
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