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Los problemas de salud mental en el tiroteo masivo de Allen evocan las inquietudes que surgieron después de Sutherland Springs

People raise their hands as they leave a shopping center following reports of a shooting, in Allen, Texas, on Saturday.
LM Otero
/
AP
La gente levanta la mano al salir de un centro comercial tras reportes de un tiroteo, en Allen, Texas, el sábado.

Lee esta historia en inglés.

Mauricio Garcia, el presunto atacante en el tiroteo masivo del sábado en Allen, Texas, fue expulsado del ejército después de tres meses en 2008, y eso puede haber estado relacionado con su salud mental.

La noticia surgió poco después de que las familias en el tiroteo más mortífero en la historia de Texas, Sutherland Springs, llegaran a un acuerdo con el gobierno de los EE. UU. por las fallas de las fuerzas armadas para proteger al público de ese tirador.

El ejército no reveló la enfermedad mental ni los antecedentes penales del tirador de Sutherland Springs, Devin Kelley, a las autoridades civiles ni agregó sus infracciones al sistema nacional de verificación de antecedentes. Veintiséis personas murieron en Sutherland Springs el 5 de noviembre de 2017, y muchas otras sufrieron graves traumas físicos y mentales.

Un portavoz del ejército confirmó que Garcia, de 33 años, sirvió en el ejército durante tres meses en 2008 antes de ser dado de baja. Desde el tiroteo de Allen, García estuvo vinculado a una serie de publicaciones y grupos de extrema derecha en las redes sociales con imágenes y violencia nazis.

El Ejército no respondió a las preguntas de TPR sobre los antecedentes penales militares de Garcia.

Jamal Alsaffar, abogado de las familias de Sutherland Springs, trazó conexiones entre Garcia y Kelley.

“Tienes un hombre joven y descontento que estaba en las fuerzas armadas, que los militares sabían que tenía problemas de salud mental que hicieron que lo despidieran porque no estaba en buena condición física o era demasiado peligroso para estar en el ejército”, dijo sobre Garcia.

Luego recitó casi el mismo conjunto de hechos para Kelley.

Kelley pasó años en la Fuerza Aérea de los EE. UU. y fue internado involuntariamente por los militares dos veces. Fue arrestado y declarado culpable de agredir a su entonces esposa e hijastro y, finalmente, fue sometido a un consejo de guerra.

El juicio mostró reiteradas amenazas de violencia contra sus comandantes. En un momento, fue remitido a un centro psiquiátrico del que escapó. Los documentos mostraron que a los comandantes les preocupaba que cometiera violencia masiva en la base. Pero cuando fue expulsado del servicio, nadie fuera del ejército fue advertido.

“Nunca había leído algo tan terrible en mi vida”, dijo Daniel Webster, profesor del Centro Johns Hopkins para Soluciones a la Violencia Armada. “Estaban haciendo varias cosas para evitar un tiroteo masivo contra ellos en la base, pero no hicieron las cosas más básicas para evitar uno en público”.

El convenio por el tiroteo masivo más mortífero en Texas, de $144.5 millones de dólares, es el más grande de su tipo contra el gobierno.

Joey Palacios/Texas Public Radio

“La medida en que sabían, el grado de peligro que [Kelley] significaba, la cantidad de violencia que cometió... que no dieron a conocer al público y no se lo hicieron saber. Así que quiero asegurarme de que hacemos una distinción correcta aquí porque obviamente hay mucho que descubrir en el tiroteo de Allen”, indicó Alsaffar.

Los hechos de culpabilidad militar en ese caso se mantuvieron en secreto del público durante años, dijo Alsaffar, y solo se revelaron cuando una citación y una acción legal forzaron su divulgación. Él cree que los militares deberían entregar todos sus documentos al ahora fallecido Garcia. El Ejército se ha negado a comentar hasta ahora.

Webster indicó que debido al tiempo que Garcia estuvo en el servicio, dudaba que existiera alguna condena penal. Hay problemas de salud mental que pueden impedir que las personas compren armas si se comunican a las autoridades, pero Webster agregó que rara vez se excluye a las personas de comprar armas de fuego por problemas de salud mental.

Webster notó otra diferencia entre los dos hombres: Garcia, quien supuestamente cometió el tiroteo de Allen, parecía haber sido motivado a la violencia por el odio y la supremacía blanca. Pero Kelley estaba motivado por un resentimiento familiar. El sitio de la matanza de Kelley fue la Primera Iglesia Bautista de Sutherland Springs, donde sus suegros asistían a los servicios con regularidad.

En última instancia, el lazo conocido más fuerte entre los dos hombres no es el servicio militar pasado o las actitudes raciales: fue el acceso sin restricciones a las armas. En el caso de Kelley, por fallas del gobierno. Aún no se conocen los motivos en el caso de Garcia.

“A menudo ves personas muy problemáticas con antecedentes violentos, pero legalmente no se les prohíbe tener armas”, explicó Webster, “porque las políticas son demasiado abiertas”.

Esta nota fue traducida por Texas Public Radio con apoyo de Gabriela Olivares e Yvette Benavides para NPR y The Texas Newsroom. 

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Paul Flahive can be reached at Paul@tpr.org