A medida que se acerca el fin del Título 42, algunos acuerdos se llevaron a cabo ayer durante la reunión en la ciudad de México entre el Presidente Mexicano López-Obrador y la Asesora de Seguridad Nacional de Estados Unidos para el Presidente Joe Biden, Elizabeth Sherwood-Randall.
Primero, México se comprometió a recibir un gran número de deportados de Estados Unidos, originarios de otros países.
Esto nunca se había hecho antes, y críticos de esta nueva política dicen que esto cancelará la posibilidad de asilo en Estados Unidos para muchas personas de América Central y del Sur, con la ayuda de México.
López-Obrador dijo también en un tweet que durante la misma junta, recibió confirmaciones de acuerdos cooperativos para terminar tres megaproyectos industriales en México.
Una planta de Gas Natural Licuado de $14 mil millones de dólares y un gasoducto en Sonora serán construidos por México Pacific Limited, una compañía con sede en Houston, para servir a los mercados asiáticos.
También habrá alguna logística cooperativa para ayudar a terminar el Tren Maya y el Transístmico con la empresa Canadianse Pacific Kansas City.
Estamos hablando de proyectos industriales que México ha querido completar durante mucho tiempo a lo largo de múltiples administraciones presidenciales.
Los críticos de estos acuerdos señalan que estos tratos representan un intercambio de favores que por una parte ayudan a la Administración de Biden a eludir su responsabilidad de ofrecer asilo legal a los migrantes que lo necesitan y por otra parte ayudan avancar proyectos industriales con fuerte oposición de las comunidades indígenas en México más afectadas por los efectos negativos de esos mismos proyectos.